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Conflicto en la C-suite: ¿quién decide cuándo gastar dinero para ganar dinero?

Por Douglas Wallace, General Manager, Latinoamérica y El Caribe (Excepto México y Brasil) de Pure Storage

Cuando comenzó la pandemia de COVID-19 en marzo de 2020, la reacción de la mayoría de las empresas fue decisiva y rápida. La necesidad de que toda la fuerza laboral trabaje desde casa y de que las empresas cierren sus puertas aumentó la intensa presión para que las organizaciones se transformen digitalmente.

Gran parte de los presupuestos de TI se canalizaron hacia proyectos urgentes a corto plazo.

Los líderes empresariales estaban unidos en su sentido de la inmensa responsabilidad de mantener las operaciones y aislar a sus organizaciones de la interrupción física y financiera. En muchos casos, las inversiones estratégicas a largo plazo quedaron en pausa.

Sin embargo, siguiendo rápidamente esa unidad de liderazgo inicial, lo que un gran número de empresas ha experimentado desde entonces es una lucha de poder interna continua entre el CEO (presidente), el CFO (director financiero) y el CIO (director de información); el primero quiere dar prioridad a que el negocio vuelva a crecer, el CFO quiere con más cautela conservar los presupuestos y retirarse de las fuertes inversiones enfocadas en gastos de capital, mientras que el CIO ve oportunidades que valen la pena para el gasto a largo plazo en tecnología.

Con la incertidumbre generalizada y tantos negocios bajo una gran presión, la perspectiva conservadora del CFO, en la mayoría de los casos, pasó a primer plano y dominó la agenda de gastos de TI. Sin embargo, a medida que avanza el 2022, esta tendencia continúa cambiando rápidamente.

Luchas de poder por las prioridades de gasto

A pesar de las reservas que suscitan las nuevas variantes de COVID-19, en general, el entorno empresarial es mucho más positivo. Los equipos de dirección ansían una mayor flexibilidad en su infraestructura de TI para poder reaccionar con rapidez a las nuevas oportunidades para obtener una ventaja competitiva y no verse obstaculizados por los sistemas heredados.

La presión sobre la dirección de la empresa ha pasado a centrarse en la agilidad: tanto en lo que respecta a la infraestructura que da soporte a toda la empresa como al uso de los datos para obtener información estratégica e inteligencia empresarial. El 83% de los encuestados en nuestra reciente encuesta considera que este enfoque es esencial para lograr la innovación y el crecimiento.