Snacks con empaques ecosostenibles

Las políticas de sostenibilidad de las organizaciones son determinantes sobre el impacto al medio ambiente y el bienestar de la sociedad en general. Las empresas de alimentos, sobre todo, adelantan estrategias a lo largo de su cadena productiva para responder acertadamente a los cometidos medioambientales.

En Mondelēz, la política de sostenibilidad es un eje fundamental para garantizar una gestión equilibrada.

La compañía cuenta con diversos proyectos y acciones en beneficio de la sostenibilidad del planeta, que impactan la sociedad en términos tanto de producción como de consumo. El control de la huella de carbono en las plantas de fabricación es de vital importancia para producir sin generar impactos nocivos; además de hacer más eficientes los procesos. Desde 2021, en la planta de Lima, que abastece Colombia, Mondelēz viene empleando energía eléctrica 100% renovable para la producción de galletas, reduciendo más de 2.600 toneladas de emisión de carbono.

El State of Snacking 2022, informe global de tendencias de consumo realizado entre Mondelēz, y The Harris Poll, arrojó que el 70% de los consumidores están de acuerdo en priorizar y promover los snacks libres de plástico en sus envolturas. Por eso el 88% de los empaques para los productos son reciclables, en línea con la meta de llegar al 100% para el 2025. Del mismo modo, Mondelēz ha invertido más de 15 millones de dólares en sistemas diseñados para recuperar el calor y hacer la operación más eficiente, reduciendo el consumo de gas y otros recursos.

Debido al compromiso de abastecer las materias primas de forma sostenible, el 68% de la cocoa que obtiene Mondelēz, proviene del programa Cocoa Life, que trabaja con comunidades agricultoras para garantizar prácticas sostenibles y el cumplimiento de los derechos humanos en toda la cadena. Por ende, la compañía espera abastecerse 100% de este programa para el 2025. Cabe mencionar que esto va en línea con ciertas tendencias de consumo, puesto que el State of Snacking revela que el 65% de los consumidores globales pagaría más por snacks que contengan ingredientes de origen ético.