Un museo que cambia cada dos meses. Eso es la casa de subastas y anticuario, La Independencia. Este lugar, todo un referente de arte en la ciudad, nació hace tres años en una de las calles más neurálgicas del centro de Bogotá, pues la calle colinda con el gran Museo Nacional, y es todo un símbolo entre los habitantes del sector.
Este 13 de marzo regresan con su tradicional subasta, para arrancar un 2025 colmado de arte y de oportunidades para las personas que desean no solo llevarse una buena obra a su casa, sino iniciar su propia colección. “Esta subasta está diseñada para que todos vengan, desde grandes coleccionistas, hasta público de universidades, porque tenemos obras que van arrancar desde los 100 mil pesos”, explica Jorge Arango, líder y propietario de La Independencia.
Y es que uno de los grandes aciertos que ha tenido esta casa de subastas y anticuario, único en Bogotá, y un modelo muy exitoso en lugares como Madrid y Buenos Aires, es que gracias a esta democratización de subastar arte, La Independencia se ha convertido en una casa accesible al público joven y a personas que quieren iniciar una colección, adquiriendo piezas de gran valor artístico, por su peso histórico y el enorme talento de su autor. “Cuando a uno le hablan de subasta, mucha gente suele creer que eso es carísimo, que es cosa de gente millonaria. Y no. Viene mucha gente joven y pasa un muy buen rato. Las subastas de arte no solo dan la oportunidad de llevarse una buena obra, sino que educan, conversan con la gente”, señala Arango.
Toda una experiencia
Si bien, varias obras de diferentes nacionalidades desfilan en cada una de las cinco subastas que realiza La Independencia en el año, este jueves 13 de marzo, la temática está muy dirigida al Arte gráfico. Grandes maestros colombianos estarán presentes en la valiosa selección de obras a las que podrán acceder las personas apasionadas por el arte y las piezas únicas. Ana Mercedes Hoyos, Beatriz González, Manzur, Fernando Botero, Débora Arango y hasta fotografías de Hernán Díaz.
Una de las gratas sorpresas en esta edición, dice Fernando Rodríguez, asesor de la casa, es contar con parte de la obra de Guillermo Wiedemann. “Vale mucho la pena que el público venga y la vea. No es fácil encontrar un óleo de Wiedemann en el estado en que está en La Independencia. Si bien no es colombiano, si pertenece a una de las generaciones más importantes del arte, que la misma Marta Traba impulsó junto a Grau, Obregón y Ramírez Villamizar. Una generación que le dio otra mirada al arte moderno”, explica.
Vivir la experiencia de una subasta no solo atrae desde la mirada meramente comercial, sino que esa noche, el púbico asiste a toda una carga emocional y de conocimiento que es inolvidable. La adrenalina, la puja entre compradores, y sobre todo asistir a una casa que es un museo, porque no solo todo está cuidadosamente seleccionado con una experticia que se garantiza en una certificación de procedencia para los compradores, sino que además la exhibición es en sí, una experiencia sensorial, y todo esto hace de cada subasta, un momento digno de ser vivido.