La Leucemia Linfoblástica Aguda (LLA) es un tipo de cáncer de rápido avance en el que la médula ósea produce una gran cantidad de glóbulos blancos anormales imposibilitando la producción de células sanguíneas.
Esta enfermedad es más común entre los niños, representando el 75% de los casos de leucemia pediátrica, aunque también presenta incidencia en adultos mayores de 50 años.
De acuerdo con cifras de la Cuenta de Alto Costo (CAC), en Colombia se registraron hasta el 30 de junio de 2024 un total 3.403 casos de LLA en menores de 18 años y 2.552 casos en adultos.
Los síntomas más frecuentes incluyen fatiga, aparición de hematomas sin causa aparente, sangrado en las encías, ganglios en el cuello, en las axilas o en la ingle, palidez extrema, dolor o sensación de saciedad debajo de las costillas y falta de apetito, entre otros.
Luego de diagnosticar el cáncer se administran tratamientos de primera línea como la quimioterapia, la cual se dirige directamente a las células cancerosas para impedir que crezcan y se propaguen.
Al ser un tratamiento sistémico que viaja a través del torrente sanguíneo por todo el cuerpo, produce efectos secundarios como náuseas, vómitos, llagas, caída del cabello y anemia, los cuales afectan el bienestar de los pacientes mientras enfrentan la enfermedad.
Sin embargo, gracias a los avances científicos, los médicos han comenzado a administrar a los pacientes otro tipo de tratamientos basados en el estudio del sistema inmunitario que han demostrado ser muy valiosos en la lucha contra esta enfermedad y en el mejoramiento de la calidad de vida de los pacientes.
La inmunoterapia, una alternativa con resultados prometedores
En los últimos años, el desarrollo de la inmunoterapia ha abierto nuevas posibilidades en el tratamiento de la LLA. Este tratamiento aprovecha el sistema inmunitario del paciente para ayudar a eliminar las células cancerosas utilizando sustancias elaboradas por el cuerpo o en el laboratorio para impulsar, dirigir o restaurar las defensas naturales del cuerpo contra el cáncer.
Según el Cancer Research Institute (CRI)6, el sistema inmunológico tiene tres cualidades clave que lo convierten en un aliado poderoso contra el cáncer: precisión, adaptabilidad y memoria. Esto le permite identificar con exactitud las células cancerígenas, adaptarse ante posibles mutaciones y recordar cómo combatirlas en caso de recurrencia.
La doctora Claudia Lucía Sossa Melo, jefe Servicio de Hematología y Trasplante de Médula Ósea de la Fundación Oftalmológica de Santander (FOSCAL) en Bucaramanga, destaca que “la inmunoterapia no solo ofrece una muy buena respuesta clínica, sino que también mejora la calidad de vida.
Los pacientes pueden comer de manera normal, es más tolerable en general, no experimentan caída del cabello y mantienen un mejor estado emocional para enfrentar la enfermedad. Por otra parte, el beneficio clínico de incorporar este tratamiento no se limita a los pacientes más jóvenes y en buen estado físico, sino que también tiene un impacto positivo en los pacientes mayores y más frágiles, considerando que las inmunoterapias se toleran mejor que la quimioterapia convencional.”