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Las cinco claves para fortalecer la seguridad alimentaria desde la agricultura

Los resultados de la última edición del Índice Global de Seguridad Alimentaria (GFSI por sus siglas en inglés), realizado por Economist Impact con el apoyo de Corteva Agriscience, no solo plantean los retos que enfrentan los agricultores como consecuencia de la pandemia y el cambio climático, sino que proponen iniciativas claras para lograr una agricultura más inteligente, cadenas de suministro más fuertes y sistemas alimentarios más resilientes.

Esto, con el objetivo de revertir la tendencia de inseguridad alimentaria que se vive hoy en el mundo y encaminar a los países en la dirección correcta hacia el Objetivo de Desarrollo Sostenible de la ONU de alcanzar el hambre cero para 2030.

  1. La resiliencia comienza con una semilla superior

El mejoramiento avanzado de las semillas ayuda a los cultivos a soportar no solo las condiciones extremas que amenazan la producción de alimentos, sino que también garantiza cultivos más resistentes a las condiciones climáticas, así como al ataque de plagas y enfermedades para cosechas saludables y de calidad.

Actualmente, Corteva posee el banco de germoplasma más grande del mundo y cuenta con más de 100 centros de investigación y desarrollo alrededor del mundo para soluciones específicas de las geografías.

  1. Cultivos más resistentes

El GFSI 2021 reconoce el potencial que tiene la innovación agrícola para mejorar los cultivos con soluciones científicas más, inteligentes y sostenibles. La combinación de tecnología y experiencia agronómica ayuda a los agricultores a defender sus campos contra las amenazas, regenerar los recursos naturales y mejorar los rendimientos mientras se minimiza el impacto medioambiental.

Con el desarrollo de nuevas moléculas verdes, la compañía agrícola está ayudando a que los agricultores protejan sus cultivos de manera más efectiva y con menor impacto al ecosistema, controlando enfermedades, insectos y malezas.

  1. Pronósticos basados en datos

Gracias al big data y al almacenamiento de datos, es posible tener predicciones y prescripciones para aprovechar de mejor manera cada uno de los recursos que se usan en campo. Por ejemplo, Corteva Agriscience es una de las primeras compañías del sector en aplicar tecnología ágil para recorrer las parcelas de maíz y de girasol -entre otros cultivos- a través de su robot “Annie”. Este tiene el potencial de realizar pruebas de campo tanto de nuevas semillas como de soluciones de protección de cultivo, gracias a sus grandes capacidades de recolección de datos, apoyo en la aplicación de nuevas moléculas para protección de cultivos e inspección de operaciones. Se trata de un robot Spot que automatiza sensorialidad e inspección, captura datos ilimitados y explora sin fronteras; haciendo las operaciones más seguras, más eficientes y predecibles.

  1. Planificación en campo con las tecnologías digitales

El concepto de agricultura tecnológica es cada vez más accesible. Hoy es posible hablar de avances en biotecnología, agricultura de precisión, modelos de agro fintech, automatización del campo con herramientas que van desde drones, tractores autónomos, cosechadoras robóticas, riego automático y robots de siembra, e incluso de inteligencia artificial.

En este sentido, Corteva está trabajando en el desarrollo de soluciones digitales para cultivos de maíz y otros granos, potreros, frutas y vegetales para que el productor tome decisiones más ágiles, asertivas y rentables en sus campos.

  1. Agricultores mejor preparados

El informe señala que los agricultores necesitan apoyo para adaptarse a las nuevas condiciones, con cultivos más resistentes. Además de herramientas y formación para gestionar el riesgo y mitigar cualquier tipo de desastre. Los pequeños agricultores son la población más vulnerable, incluso cuando se trata de cambio climático, es por eso que construyendo resiliencia y acompañados de la experiencia y la asistencia técnica se mejora la seguridad alimentaria de sus comunidades.