A pesar del impacto que ha tenido la pandemia en la industria del gaming profesional, los encierros temporales han facilitado el acceso a millones de jugadores que ahora, desde sus hogares, requieren mejores tecnologías de conexión, lo que debería impulsar un mayor dinamismo entre los proveedores locales de cada país.
No cabe duda de que las restricciones de desplazamiento impulsadas para detener el avance del Covid-19 castigaron fuertemente a la industria global del gaming.
En 2019, las competiciones internacionales de eSports entregaron más de US$250 millones de dólares en premios. En 2020, y producto de la pandemia, los eventos que pudieron adaptarse a una modalidad online continuaron realizándose. Sin embargo, muchos otros fueron pospuestos, o simplemente cancelados, ya que la velocidad de conexión necesaria para llevar a cabo las competencias no satisface los estándares mínimos que exigen los gamers profesionales en todo el mundo.
Esto se debe principalmente a la divergencia en la modernización de las redes de telecomunicaciones entre los diversos países.
De acuerdo con el último reporte de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), las conexiones de fibra óptica crecieron en promedio un 13,5% para el grupo de 37 naciones, entre junio de 2019 e igual mes de 2020.
En tanto, Israel registró el mayor crecimiento, con 99,8%, prácticamente duplicando sus conexiones en un año; seguido de Reino Unido con un 69,3% e Irlanda con 58,8%. Para Latinoamérica, Chile registró un incremento de 37,6%, siendo el sexto en el listado, mientras que México avanzó un 34%.