La implementación de nuevas tecnologías y sobre todo de la inteligencia artificial (IA) en la educación, plantea desafíos en términos de equidad y acceso a equipos y recursos.
Aunque la educación está cada vez más ligada a la conectividad como condición necesaria, pero no suficiente, para mejorar los sistemas educativos, esta última no es igual para todos.
A nivel global, solo un porcentaje limitado de escuelas tienen acceso a Internet: el 40% en primaria, el 50% en primer ciclo de secundaria y el 65% en segundo ciclo. A pesar de esto, la mayoría de los países de LATAM cuentan con leyes o políticas destinadas a mejorar esta situación. La aplicación de la tecnología digital varía en función del nivel socioeconómico de la comunidad, la disposición y preparación del docente, el nivel educativo y los ingresos del país.
El informe GEM 2023 elaborado por la UNESCO, sostiene que los sistemas educativos deben garantizar siempre que los intereses del alumnado se sitúen en el centro y que las tecnologías digitales sean utilizadas para apoyar una educación basada en la interacción humana en lugar de pretender sustituirla. La prioridad deben ser los resultados de aprendizaje y no los aportes tecnológicos. Para ayudar a mejorar el aprendizaje, la tecnología digital debe complementar y no sustituir la interacción cara a cara con los docentes.
Según Eduardo Viñales, consultor experto en gobierno en Matific; “Los investigadores y organismos especializados en educación como el BID y UNESCO coinciden en el profundo impacto positivo que la tecnología educativa digital, especialmente el uso de plataformas pueden tener en la educación siempre y cuando se tengan en cuenta ciertas cuestiones como: que el recurso esté enfocado en la pedagogía y no en la tecnología en sí misma, que el tiempo de pantallas sea el adecuado y no se utilicen en exceso y que se prepare a los docentes para ser los guías del proceso y que las plataformas complementen y enriquezcan sus objetivos pedagógicos”. Afirma Eduardo Viñales.
La tecnología tiene que potenciar los sistemas educativos y estar en sintonía con los objetivos de aprendizaje. Para ello, los gobiernos deben tener en cuenta entre varias cuestiones, enfocarse en cómo la tecnología digital puede respaldar a las personas en situación de vulnerabilidad para que todos puedan aprovechar su potencial, sin importar su origen, identidad o capacidades, y asegurar que los recursos y dispositivos digitales cumplan con estándares de accesibilidad reconocidos a nivel mundial.
Otro aspecto importante de destacar es establecer objetivos nacionales de conectividad significativa a Internet en todas las escuelas, y orientar las inversiones para que docentes y estudiantes se beneficien de una experiencia en línea segura, productiva y accesible, en consonancia con el derecho a la educación gratuita.