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Consumir productos y servicios responsables con el ambiente y la sociedad

Convertirse o no en una empresa que genera impacto positivo, es una pregunta que muchas organizaciones han tenido en el radar. Basadas en las exigencias del mercado y frente a los desafíos socio-ambientales que enfrentamos como humanidad, la mayoría de ellas coincide en que vale la pena cambiar la forma tradicional de hacer negocios y apostarle a las compañías del futuro, es decir, aquellas que están convencidas de construir un mundo mejor.

Esta decisión de darle un propósito superior a los negocios, va mucho más allá de querer contribuir al mundo; pues está demostrado que también impacta directamente en la competitividad organizacional, influyendo en indicadores como la retención del talento humano, la atracción de inversionistas, y por supuesto la construcción de reputación y confianza frente a los consumidores.

Así lo confirmó el informe global: Edelman Trust Barometer, en donde se encuestó a más de 36.000 personas de 28 países -incluido Colombia-, de las cuales, el 58% aseguró que las buenas prácticas de sostenibilidad son decisivas al momento de elegir una marca.

Esta es una de las tantas razones por las que hace más de 10 años llegó a Latinoamérica un movimiento global que está redefiniendo el sentido del éxito en los negocios: el Movimiento B, una comunidad que lleva a las empresas a equilibrar el propósito social y ambiental con las ganancias económicas.

A la fecha, ya son más de 5000 empresas B en el mundo, 900 en Latinoamérica y 84 en Colombia. Todas y cada una de ellas ha sido meritoria de obtener la certificación con el sello B, que se entrega luego de evaluar y medir a las organizaciones en cinco áreas: medio ambiente, comunidad, trabajadores, clientes y gobernanza.

Maaji, organización colombiana que se ha destacado en el mercado por la fabricación de vestidos de baño y ropa de playa 100% sustentable, es una de las tantas que se decidió unir a este movimiento global y tienen certificado como Empresa B.

Sus colecciones utilizan fibras sostenibles y procesos de estampación que contribuyen a la reducción de gases de efecto invernadero y consumen menos agua. Además, su propósito los ha llevado a realizar proyectos como la plantación de más de 120.000 árboles; la limpieza de 10 playas y, el tener más de 350 empleados directos, de los cuales, un 70% son mujeres.

Carolina Restrepo, directora de sostenibilidad de la compañía, asegura que las marcas son influenciadores a gran escala. “Nosotros, somos responsables de lo que ofrecemos y de tocar a los clientes de diferentes maneras. Debemos ser líderes, mostrar alternativas responsables y crear una relación más cercana con ellos, generando un vínculo de reconocimiento mutuo de nuevos valores”.