En un mercado laboral que cada vez exige más habilidades, la formación integral de los jóvenes cobra vital importancia, y suscita discusiones entorno a los procesos educativos y la forma en que las nuevas tecnologías cambian la oferta y demanda de empleos.
Sin duda, una situación que obliga a las futuras generaciones a preparase a un nuevo ambiente profesional. De acuerdo con la Investigación del Futuro de los Empleos del Foro Económico Mundial, “una amplia gama de ocupaciones exigirá diferentes habilidades cognitivas – como creatividad, raciocinio lógico y resolución de problemas – como parte de su conjunto de habilidades básicas”.
En este contexto, la forma de enseñar Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas – conocido como STEM, por su sigla en inglés- junto con el desarrollo de calificaciones socioemocionales, se muestra un recurso interesante al contribuir para la habilidad de conciliar resolución de problemas con el dominio de las propias emociones, preparando a los jóvenes para encarar los desafíos y adversidades del día a día.
“Este desafío de formar a profesionales del futuro va mucho más allá de la actualización del curriculum escolar. También debe estimular la creación de nuevos procesos educativos y de aprendizaje, pasando por el refuerzo en la formación de profesores para fomentar esas ideas. Un proceso complejo que traerá resultados a mediano y largo plazo”, destaca Helvio Kanamaru, gerente Senior de Ciudadanía Corporativa para América Latina en Samsung Electronics.