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Requieren cambio de modelo para tarifas justas de energía

Por Rodrigo Villamizar – Director Electra CDP

Mick Jagger cantaba que hay cosas que uno debe aceptar, puesto que no se pueden cambiar. Hay que dar por tanto crédito al presidente Petro de no aceptar ese consejo en el tema de las tarifas de la electricidad. Su ministro, a través de una nueva resolución, se lanzó hasta altas horas de la madrugada – después de escuchar al máximo órgano legislativo expedir un cambio transformacional en el sistema de determinación de las tarifas eléctricas. Hasta allí, los protagonistas.

En cuanto a los antagonistas, exponentes de los intereses de la generación y la transmisión, apoyándose en sus extremidades traseras, se oponen tozudamente a cualquier cambio de reglas de juego; aunque esté demostrado que las actuales reglas no son fair para los usuarios. Existe un oligopolio en el cual los grandes generadores de energía pueden ejercer poder de mercado.

A pesar de que el primer debate en plenaria del senado concluyó resaltando la importancia de combatir la pobreza energética (especialmente en regiones como el caribe), de diversificar la matriz energética de Colombia, de promover el uso de fuentes renovables, y abordar las pérdidas de energía en el país fortaleciendo la infraestructura energética; sentó las bases para algo verdaderamente trascendental del debate:  Eco al llamado de Electra CDP, de que gobierno, legisladores, empresas del sector y la sociedad en su conjunto trabajen juntos para definir una nueva fórmula tarifaria.

El mencionado Artículo instruye a la CREG en 6 meses a revisar cada componente de la tarifa de energía. Es decir, abre la puerta para que las tarifas se determinen por su costo (marginal) y no por las presiones en la subasta por obtener mayores réditos a los ofertantes. Este es el modelo utilizado en la gran parte de Latino América. Merece la pena revisar esta opción para Colombia por la alta concentración que tienen las generadoras hídricas en la matriz energética.

Antes de estos dos hitos recientes, gracias a las protestas de los usuarios que son los más afectados, lo que viene es un terremoto. Quienes lo negaban – los generadores y la transmisión – se van convenciendo que, a veces, las crisis no esperan e imponen los cambios. Si bien, al día de hoy se ha avanzado, el camino que queda por recorrer para bajar las tarifas, solucionar los problemas de abusos de posición dominante, disminuir perdidas, redefinir los subsidios y potenciar más generación limpia; pasa por un debate nacional que Electra CDP viene proponiendo desde que se dispararon las tarifas bajo los temores de un Niño que no parece muy diferente a sus hermanitos pasados.

Hasta ahora habíamos presenciado una danza compleja entre el gobierno y las generadoras de energía. El primero tratando de sacudir la llamada ‘captura regulatoria de la CREG.’ Los segundos queriendo demostrar, sin convencer, que no son ellos los responsables de haber llevado al sector eléctrico a su coyuntura más crítica de los últimos 25 años. Se abre espacio para un reconocimiento de responsabilidades, por parte y parte: aceptando la verdad inocultable que el modelo regulatorio colombiano ha hecho agua – hora de cambiar de vehículo – y la selección del nuevo modelo debe hacerse por consenso.

Se requiere de un modelo que no favorezca a ninguno de los actores de la cadena: generadores, transportadores y comercializadores deben ser regulados y supervisados con igual racero. Hay que desterrar los abusos de posición dominante (oligopólica) que produce ganancias extraordinarias en un extremo de la cadena y crisis financiera en el otro extremo a más de dos docenas de comercializadores. Un modelo que cumpla con los dos preceptos constitucionales de equidad y eficiencia.

En Electra CDP creemos que las instituciones están bien colocadas, prestas y firmes para acometer el cambio si se les convoca a participar. Como concluyeron los senadores: para superar la crisis y estancamiento actual se requiere un cambio hacia una transformación donde participen gobierno, actores, gremios y usuarios. No se trata de suprimir o neutralizar los órganos reguladores y de supervisión. Se trata de seguir un camino seguido por otros países que, cambiando el modelo de precios marginalistas por uno de costos marginales con límites a las ganancias de los suministradores de la energía, fortalezca los entes de regulación y la participación comunitaria.