A sus 75 años, el doctor Benito recuerda como un día, los gritos de su abuelo, enfermo de cáncer de próstata y con metástasis ósea, dejaron de escucharse en el patio de su casa. No le cuesta hacer memoria de cómo se llenó de gente y, al fondo, vio a su tío escondido de los demás para llorar.
“Noté un desgarro que me partió por dentro; sentí tristeza, pero, sobre todo, viví una oleada de impotencia, indignación e injusticia”, dice en el libro que cuenta su experiencia, El niño que se enfadó con la muerte (Harper Collins, 2024).
Desde entonces, y en el fondo, “emerge la luz de la ternura hacia mi abuelo, al que no pude abrazar, y la que siguió buscando en cada persona que agoniza para acercarme, conectar, consolar y aliviar”.
“La muerte no existe, es un hecho normal y no duele”. Morir bien es de vital importancia y la forma en que nos vamos deja un gran legado a los que se quedan. Acompañar a un ser querido en este “viaje” es una lección absolutamente transformadora.
El niño que se enfadó con la muerte es fruto del conocimiento clínico de Enric Benito, un médico que tras una crisis existencial abandonó la oncología para dedicarse a acompañar a enfermos y familiares en sus últimos días.
Unas páginas llenas de experiencia y sabiduría sobre la parte más desconocida de la muerte, con historias auténticas y profundamente conmovedoras que nos enseñan a liberarnos del miedo que suscita lo desconocido para poder vivir con plenitud.